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UFF... VERDURAS...


A muchos de los niños/as de tu edad no les gustan las verduras y seguramente es porque no las han probado o porque su aspecto no os parece del todo apetecible.

¡Léete esta historieta y ponla en práctica. Ya verás cómo te sorprendes de lo ricas que están!

SERGIO NO QUIERE COMER

Sergio no quiere comer. Su plato está lleno de verduras y Sergio odia la verdura. Sergio está seguro de que el tampoco le cae bien a la verdura. Sergio mira fijamente a las repugnantes hortalizas y sabe que ellas también le están mirando.

Su madre le dice: ¡Vamos, come Sergio, que se te va a enfriar!

El niño mueve su tenedor lentamente rumbo al plato. Y, de pronto, los tres o cuatro brotes de brócoli, de un salto, se ponen en pie. Parecen un pequeño bosque sonriente. Porque los brotes de brócoli sonríen y se ríen y luego giran y bailan cogidos de las manos. Sergio intenta pillarlos con el tenedor pero los pequeños árboles de brócoli se retuercen, se curvan, se encogen, se estiran, se escabullen... ¡Cachis, así no hay manera!

Su madre vuelve a insistir: ¡Vamos, cómete esa verdura!

Sergio lo intenta con la berenjena. Pero... Las dos mitades se levantan, se juntan y se contonean, parece una bailarina oriental bailando la danza del vientre. Sus pequeños bracitos se agitan de un lado para otro sin parar, saluda al niño, le hace burlas. Sergio intenta pinchar a la morada berenjena pero la muy escurridiza se retuerce, se curva, se encoge, se estira, se escabulle... ¡Cachis, así no hay forma! ¡ Sergio se parte de risa! ¿Qué pasa en mi plato?

Su madre le repite: ¡Vamos, vamos, que es para hoy!

Sergio traga saliva e intenta disimular su risa, la emprende con el calabacín... o lo intenta. Porque, de repente, sin aviso, las pequeñas rodajas del verde calabacín se ponen a rodar por todo el plato, rebotando y saltando sobre las otras verduras; girando y girando a toda velocidad. Aún así, Sergio lo intenta pero, nada, es imposible, los pequeños discos verdes y blancos, se retuercen, se curvan, se encogen, se estiran, se escabullen... ¡Cachis, así no hay quien pueda!

Su madre le da un nuevo aviso: ¡O las comes ahora o las tendrás de merienda... y de cena... y de desayuno... así hasta que te las acabes comiendo!

Sergio mira sorprendida a las verduras y sin parar de reírse coge el tenedor con firmeza y se lanza a por ellas. Pero... ¿Qué pasa ahora? ¡Qué ricas! ¡No me imaginaba que tuvieran este sabor! ¡Están buenísimas!

- Mamaaaaá –grita Sergio - quiero repetir, me encantan las verduras!

De repente su madre aparece a toda velocidad, y con cara de asombro -¡Qué dices hijo!

- Que he puesto cara divertida a las verduras de mi plato y va y resulta que sí que me gustan. Como antes las miraba con cara de asco era normal que no me gustaran.

A partir de ese día, Sergio utilizó su pequeño truco y desde entonces le encantan las verduras. ¡Y SIEMPRE REPITE!
Dolores Espinosa. Cuento modificado. http://www.encuentos.com/wp-content/uploads/2010/07/verduras.jpg)